El Legado de Antonia
Consuelo Hermosilla, madre de Antonia Garros, habla a dos días del aniversario de muerte de su hija sobre la creación de una fundación en su nombre y cómo su recuerdo se mantiene aún con vida.
Yanara Barra
A dos días de cumplirse el primer aniversario de la muerte de su hija, en el Juzgado de Garantía de Chiguayante, Concepción, se encuentra Consuelo Hermosilla y su familia esperando la resolución del Juez. Llegan sabiendo lo que pasará: este viernes el juez desestimó el caso concluyendo que la muerte de su hija Antonia Garros desde un piso 13 se trató de un suicidio y no de un homicidio indirecto por parte de su ex pololo Andrés Larraín. “No me esperaba otra respuesta de la Justicia”, comenta Consuelo.
El caso está cerrado. Pero para ella queda mucho por hacer. Desde la muerte de su hija decidieron junto a su familia crear una fundación para ayudar a mujeres víctimas de violencia en el pololeo que tiene centros en distintas regiones y que ya está atendiendo a más de 50 mujeres.
–¿Desde qué momento usted pensó hacer una fundación para prevenir la violencia en el pololeo?
-Desde el mismo día que murió mi hija. Ahí dije que que esto no iba a quedar así. Sabía que la justicia no iba a hacer nada y que uno misma tenía que crear una ley para prevenir y sancionar la violencia en el pololeo. Además nos pusimos la meta de crear una fundación para ayudar a jóvenes y mujeres que están pasando por lo mismo que pasó mi hija. Así nació la Fundación Antonia.
–¿Cómo fue el proceso de empezar a realizar esta fundación y el proyecto de ley?
-Luego de que se supiera lo de Antonia, se me acercaron muchos diputados, como Andrea Molina, Giorgio Jackson y Felipe Kast. Ahí empezamos a ver el tema del cambio de ley para incluir en el Código Penal la “Inducción al suicidio” como delito, y que en la Ley de Violencia Intrafamiliar se incluyera las relaciones de pololeo, que actualmente no tienen regulación. Además queremos que el 7 de febrero sea declarado el “Día de la No violencia en el Pololeo”. Respecto a la fundación, fue una decisión familiar. Entre conversaciones y conversaciones en los días posteriores a la pérdida de Antonia, llegamos a la conclusión de que debíamos hacer algo, que si Antonia no tuvo la ayuda suficiente, otras mujeres sí la tendrían. Todos nos unimos y en menos de un año se hizo esta organización.
–Pero las leyes van más lento: están recién en las comisiones…
-Sí y el proyecto de ley que presentaron estos diputados le falta bastante. Yo siento que le faltan temas que tocar como una ayuda más integral a las víctimas. Pero en el fondo es como hacen las cosas los legisladores, todo a medias y se va parchando a medida que se ven las falencias.
–¿Se consideran un referente para otras fundaciones afines?
-Yo creo que donde podríamos ser un referente es en cómo hacer las cosas. En un año hemos avanzado bastante y eso solo ha sido porque se han hecho los trámites de forma seria y pausada. Hemos estudiado todo a profundidad. Nos asesoramos con todas las personas que nos han querido ayudar para buscar una solución a la violencia. Un actor importante han sido las psicólogas que han colaborado un montón.
–¿Cómo funciona la atención en la fundación y qué ofrecen?
-En Concepción las sesiones psicológicas son gratuitas. En Santiago funciona diferente ya que en la medida que la persona pueda pagar una consulta, el psicólogo va haciendo un pequeño cobro.
Este año además abriremos una nueva sede en Antofagasta y esperemos seguir creciendo a todo el país.
Entre nuestros servicios y proyectos se encuentra atención psicológica las víctimas, casas de acogida, charlas educativas a colegios y universidades y nuestra nueva aplicación de celular que se llama “APP ANTONIA” y que sirve como una especie de botón de pánico para todos los que están sufriendo algún tipo de violencia. Esta app grabará en tiempo real el ataque que estás sufriendo y la ubicación en la que te encuentras. Así queda un registro para posibles pueblas legales.
–¿Cree que hay una doble discriminación respecto a la violencia en el pololeo, sobre todo en las mujeres que viven de manera “informal” con su pareja?
-Por supuesto y también de la sociedad. Se sigue culpando a la víctima. He escuchado comentarios de que la mujer era la loca, que era suelta de casco, que era depresiva. Esto también es uno de los hechos que más me ha frustrado en este proceso: que la sociedad siga normalizando la violencia. Debemos sí o sí quitarnos esa apatía o si no seguiremos con esta sociedad enferma
El duelo
–¿Cómo la ha ayudado todo este trabajo a superar la pérdida de su hija?
-La única forma de sanar la pérdida de una hija es el tiempo. Mi hija me duele todo los días de la misma forma que el pasado 7 de febrero. Encuentro súper injusta su muerte. Uno no está preparado de que se te vayan los hijos, eso es muy doloroso.
El darle sentido a la muerte de la Antonia con esta fundación es súper importante y decidí que la muerte de mi hija no iba a ser en vano. Yo sabía que la justicia no iba a hacer nada contra el responsable. Que a pesar de todo lo que hiciéramos, no iban a reabrir el caso. Nosotros la justicia la vamos a hacer a través de todo el movimiento social que estamos armando. Es una gran manera de dar una respuesta a una problemática latente en nuestro país y que las autoridades aún no se han hecho cargo.
–¿Alguna vez en su vida se imaginó que terminaría dirigiendo una fundación?
-No, y menos dirigir una fundación en conmemoración a mi hija. Pero todo el proceso ha sido ameno, sobre todo por la calidad de profesionales con los que nos hemos rodeado.
–¿Cuál ha sido el mayor legado de Antonia?
-Su legado es que cada día se nos acerquen personas para cambiar la realidad de violencia que viven y que van a tener siempre un apoyo en las decisiones que tomen. Otro es la fecha: el 7 de febrero será un día que se recuerde con una causa que muchas mujeres sufren diariamente. Se conmemorará que ese día ocurrió un caso donde murió una persona y se dejó libre al agresor por no existir una ley que la amparara. Ojalá logremos que nunca más vuelva a ocurrir una tragedia así.