Valentina Essus

La llegada de la pandemia del covid-19 nos golpeó duro a todos, pero, sin dudas, la economía y el mercado del trabajo han sido de los más desestabilizados. Sólo en marzo, cuando el coronavirus recién llegaba a nuestro país, ya traía consigo cerca de 300 despidos, pero con el paso del tiempo y la llegada del encierro y las cuarentenas, esta cifra no tardó en dispararse. 

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en agosto del año pasado, 1.879.763 personas reportaron haber dejado de trabajar desde la llegada del coronavirus al país, esto sin tomar en cuenta a quienes se acogieron a la Ley de Protección al Empleo. Por otro lado, según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), Chile fue el tercer país que perdió mayor cantidad de empleos en el mundo, con una caída de un 20,9%, siendo superado solamente por Perú y Costa Rica.  

Pero el empleo femenino fue el que se llevó la peor parte. En sólo seis meses, borramos 10 años de la inclusión de las mujeres en el mercado laboral y, según un estudio de ComunidadMujer, el 88% de aquellas mujeres que perdieron su empleo en el último año salió de la fuerza de trabajo.

Ante este escenario de fuerte desempleo e incertidumbre, fueron más de 14 mil los chilenos que vieron en el emprendimiento una oportunidad de salir adelante y se aventuraron a iniciar sus propios negocios. 

Hoy todos los esfuerzos están puestos en la reactivación económica y laboral. Pero, en un país donde sólo el 26% de la población tuvo la posibilidad de realizar teletrabajo porque la naturaleza de sus empleos y la conexión a internet se lo permitió, ¿cómo podemos reactivar el mercado laboral sin caer en la inequidad y desprotección de los trabajadores?
Te invitamos a ver el quinto capítulo de RESET, un espacio para discutir sobre los antecedentes del mercado laboral en Chile y cómo se adaptará a los desafíos del futuro.