Claudia Jaña, gerenta educación Kodea:

"Necesitamos que los niños y niñas tengan relación con la tecnología, pero intencional y regulada”

Ricardo Basáez Arcos

Los negativos resultados que los estudiantes chilenos obtuvieron en la última evaluación internacional PISA 2023, abrió la discusión sobre el uso de teléfonos celulares y de la tecnología en las salas de clase. Conversamos con Claudia Jaña, gerenta de educación de Fundación Kodea, para conocer algunas iniciativas que desde la sociedad civil buscan enfrentar este desafío. 

¿Cuál es la visión general que tienen desde Kodea sobre los resultados de la prueba PISA 2023?

Es bastante obvio, debido a la pandemia que tuvimos, la baja que hubo en los resultados, más allá de que Chile está número uno en Latinoamérica en términos de posición, con un mayor ranking que el resto de los países. Pese a eso, sabíamos que la pandemia había traído un montón de retrocesos y eso es innegable. También entendemos que hay una necesidad de esfuerzos mancomunados y mucho más sistémicos para abordar todas las temáticas que hoy se están viendo que están bajas.

Lecto-escritura, matemática, donde bajamos drásticamente en lo que es la brecha entre hombres y mujeres, lo que implica un retroceso importante en los esfuerzos que se hace para que el mundo Stem entre a las mujeres. De todo, ese creo que es lo más complejo y lo más importante a considerar si queremos que Chile vaya en una senda para mejorar la igualdad de género. Que estemos número uno en Latinoamérica demuestra el esfuerzo que hicieron los profesores y profesoras durante la pandemia. Se siguió entregando educación a los estudiantes. 

¿Cómo podemos aportar desde la sociedad civil y en particular desde Kodea para mejorar estas cifras?

Debiera haber un cambio estructural. Hay muchos elementos que se deberían considerar, sobre todo pensando en un cambio curricular. La incorporación y el desarrollo tecnológico va muy rápido. Los niños van a una velocidad abismante y creemos que tienen la tecnología controlada al ser nativos digitales. Pero, finalmente, la tecnología es un elemento que permite acelerar los procesos de aprendizaje y de hecho la información que aparece en la prueba PISA dice que cuando los niños y niñas tienen una cantidad de horas controladas con tecnología, sus resultados mejoran. Necesitamos docentes que tengan estos conocimientos, que sean capaces de mediar los procesos tecnológicos. Ahí tenemos un gran desafío.

Los docentes, por un lado, no ven estos temas cuando se están formando y recién ahora se está dando cuenta de lo importante que es incorporar la tecnología, no solamente como una materia, sino en las metodologías de enseñanza de aprendizaje. No podemos tener a los niños y niñas frente a una pizarra y el profesor hablando. El nivel de interés y de captar es mucho mejor cuando se utiliza una metodología distinta, basada en desafíos, con tecnología incorporada, por ejemplo, en el desarrollo de proyectos. Eso es lo que hoy está en discusión y no si hay que prohibir o no los celulares en los colegios, eso es poner la discusión en los dispositivos.

TECNOLOGÍA Y EDUCACIÓN

Se ha cuestionado mucho el uso de la tecnología en la educación, y en específico el uso del celular ¿Cuál ha sido la experiencia en Kodea y qué piensan al respecto? 

“Necesitamos que los niños y niñas tengan relación con la tecnología, pero a través de una relación intencional y regulada”

Claudia Jaña, gerenta educación de Kodea

Si vamos a trabajar con dispositivos, los debería entregar la escuela. Si se logra eso, podríamos sacar los celulares de la escuela o bien reducir su uso para algunas cosas puntuales, como buscar un dato o realizar una encuesta o test por Kahoot, por ejemplo. Eso es interesante y entretenido porque puede romper la inercia de una clase. Pero son momentos puntuales. Nosotros hablamos de regular el celular, no que sea la base de esta discusión. Efectivamente necesitamos que los niños y niñas sí tengan relación con la tecnología, pero a través de una relación intencional y regulada. Utilizar la tecnología para que exista un mejor desempeño, pero para eso necesitamos docentes que sepan mediar. Ahí está el tema, porque son ellos la base.

Puedes sacar los celulares de las clases, pero llegan a sus casas ansiosos y están toda la tarde en el teléfono sin ninguna mediación y sin ningún control. Vas a un restaurante y puedes ver niños instalados viendo el celular, mientras hay una conversación de adultos, donde los niños podrían ser partícipes.

Si un docente sabe mediar los procesos, podemos tener muy buenos resultados en que los estudiantes entiendan qué es verdad o no, qué son las fake news, cuándo puedo confiar en una fuente o no. Eso en la casa no es común que se converse.

¿Qué rol cumplen las familias, los padres y apoderados en este aprendizaje y en el buen uso de la tecnología? 

Efectivamente la familia debería tener algún grado de conocimiento acerca del uso que le está dando la escuela a la tecnología y también del proceso de mediación. Nosotros hicimos un trabajo con la Fundación Minera Escondida en Antofagasta que se llamaba «Infancia Digital», donde capacitamos a los papás, hablamos con ellos. Ellos no veían el peligro de que los niños usaran Instagram, por ejemplo y poner sus nombres y el nombre del colegio donde van. Se está dando información del día a día. Los padres también tienen que tener algún grado de conocimiento de qué información se puede dar, cuáles noticias o información son verdaderas o falsas.

Es complejo, porque la escuela tiene que apoyar el proceso, ojalá en todas las reuniones, para que los papás estén al día con este tema. Cuando el profesor tiene esa capacidad de mediar en el aula, está demostrado que los niños empiezan solos a regular el uso y a entender dónde está aquello que es real y dónde está lo falso. Es uno de los problemas que tenemos hoy con las fake news. Vamos a entrar en un periodo donde la ciudadanía digital va a ser muy relevante. Estos chicos y chicas van a ser ciudadanos digitales, van a vivir en un mundo distinto y que va cambiando muy rápido.

Hay un desafío muy grande que plantea el uso de la Inteligencia Artificial ¿Cómo se puede usar de buena manera? ¿Cómo se debería regular? 

Aquí volvemos al pensamiento crítico. La Inteligencia Artificial es un copiloto, que te va a dar una respuesta, pero hay que cuestionarla, hay que volver a preguntar. Vamos a vivir en el mundo de las preguntas. Tenemos que ver si voy a copiar y pegar la respuestas, o voy a ser capaz de cuestionarla y buscar una mejor. De hecho, eso es parte de las habilidades más potentes que vamos a necesitar en el siglo XXI, es el pensamiento crítico. Vamos a tener que estar constantemente viendo si esto es real o no, tener la capacidad de dar un discurso distinto. La inteligencia artificial avanza muy rápido. Se dice que el 2030 el 70% de las empresas van a tener procesos hechos con IA.

Por eso, si no incorporamos la tecnología en la educación, si no les presentamos este contenido y este mundo que se viene, estamos dejando a niños y niñas que el día de mañana no van a poder encontrar un trabajo ni participar en una economía y una ciudadanía digital. 

¿Cómo proyectan desde Kodea los principales desafíos en términos del uso de la tecnología y de la innovación en los modelos educativos? 

En Chile tenemos el Centro de Innovación del Ministerio de Educación que es proclive a buscar la innovación para las metodologías de aprendizaje. Están liderando varias iniciativas. En todas las regiones las escuelas deben pasar por al menos un proceso de innovación educativa. Desde el mundo público están muy interesados en esto. Y por otro lado, al 2026 habrá un cambio curricular. Nosotros como Kodea estamos participando en la mesa de tecnología para implementar esos cambios. Nosotros lo que vemos es que hay que poner foco en los docentes.

Cuando un docente es capacitado en estos procesos, entiende la importancia y pertinencia para sus alumnos. Tenemos que movilizarnos hacia la integración de metodologías de enseñanza que incorporen la tecnología para llamar la atención de los estudiantes y no para que sigan estudiando las matemáticas, la ciencias sociales y naturales por separado. Que tengan la posibilidad de entender que hay un modelo distinto de enseñanza de aprendizaje, basado en modelos y proyectos. 

Ese es nuestro mayor desafío en lo que viene. Necesitamos directores que entiendan la importancia de incorporar la tecnología en las distintas asignaturas y en los distintos procesos de enseñanza y aprendizaje. Docentes interesados en capacitarse y poder cambiar los modelos de hacer las clases. 

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